Tiempo de debatir entre Justicia e Injusticia

No es hora del debate Monarquía o República: Es el tiempo de debatir entre Justicia e Injusticia

Redacción/ Pinto Información/ Julio Lumbreras

Tras la polémica decisión tomada en el Ayuntamiento de Pinto, de suprimir de cualquier lugar público el nombre del Rey emérito Juan Carlos I, surge ahora el debate acerca de la conveniencia o no de este tipo de medidas, de sí es realmente un tema prioritario, sí se debe dejar pasar los desmanes de los miembros de la monarquía española, y si es necesario tomar este tipo de medidas en el ámbito municipal o deberían de recaer en el ámbito judicial o del Gobierno de la nación.

Hemos podido leer todo tipo de comentarios en estos días en las redes sociales de Pinto, unos a favor de la medida y otros en contra de ella, algunos quitándole importancia al hecho, otros dándole una importancia o relevancia mayúscula.

La verdad, es que debería de avergonzarnos como sociedad, rendir culto y homenaje a personas e instituciones que “degradan al estado democrático” que nos hemos dado y el marco jurídico que lo sustenta.

Dignificar los espacios comunes de la ciudadanía

En declaraciones de la primera teniente de alcalde de Pinto, este decisión no trata de cuestionar o llevar a debate la disyuntiva de “Monarquía o República”, simplemente según esta autoridad municipal, se trataría de dignificar los espacios comunes de la ciudadanía, no premiando los comportamientos “presuntamente delictivos” de ningún miembro de nuestra sociedad.

Hoy por hoy, en el ámbito nacional, también regional y local, la opinión pública mayoritaria, es de que no se deberían de permitir que un representante de nuestras instituciones y menos la máxima autoridad del Estado reconocido por nuestra Constitución, realizara comportamientos del todo censurables y esto no tuviera consecuencias en el ámbito de la propia institución, es decir La Casa Real y la Monarquía española.

Más allá del debate de República o monarquía, debería de imponerse el sentido común, y el buen juicio, porque también existen “Repúblicas” que han tenido representantes involucrados en casos de corrupción y deslealtad hacia el Estado democrático qué dicen representar; entonces el debate va más allá de si es mejor como forma de Gobierno una Monarquía Constitucional o una República, sino ¿si el estado y sus leyes y la misma Constitución son capaces de garantizar la igualdad de todos los ciudadanos por encima del estatus político?

Si la judicatura, es capaz de administrar la justicia sin tomar en cuenta el “pedigree” del acusado, imputado, bajo sospecha o como se le quiera llamar.

En estos tiempos tan complejos, recurrir a viejas fórmulas del pasado no aportan mucha claridad sobre el futuro común que queremos darnos los ciudadanos, por supuesto que los defensores de un Estado republicano, tienen muchas razones y de peso, para cuestionar el régimen monárquico actual, las propias personas involucradas en la institución monárquica, han hecho todo lo posible para desprestigiar a esta institución.

Del otro lado están los que defienden: “Que la monarquía representa unidad, pero parece que se olvidan que hoy en día la mayoría de los Estados soberanos en el mundo son repúblicas, todas diferentes eso sí, unas más federales que otras.

Es tiempo de debatir entre Justicia e Injusticia

Tomando como ejemplo a los Estados Unidos, para los que se asustan de la autonomía o del poder de los gobiernos autónomos, habría que recordarles, que en ese país cada Estado miembro de la Unión posee un Gobierno propio, aprueban leyes independientes y administran los recursos económicos propios y los que le dota la federación, esto no hace que no exista o no pueda existir un Gobierno federal con su Parlamento, sus leyes y sus decisiones que afectan al conjunto del país.

La argumentación Monárquica En España hoy en día es un discurso vacío, manchado, y sin futuro, sin embargo la defensa de un régimen republicano, adolece principalmente todavía de un proyecto de país, si se trataría de una “República federal” al estilo de las repúblicas surgidas después de la “revolución francesa”, o si se trataría de un modelo de “República confederal”, con un Parlamento diverso formado por representantes de todas las regiones y sectores, más propio de los tiempos en que vivimos, la fortaleza de un Estado centralizado hoy en día está en duda.

Este tipo de Construcciones de Estado arcaicas, no demuestran sobrellevar de mejor manera los embates de las crisis, cada vez más centrífugas y globalizadas, sino todo lo contrario.

El debate insisto, no debe llevarse al campo de la “Monarquía o República”, sino al campo de la “Justicia o la Injusticia”.