Neoliberalismo global y crisis de la civilización

Neoliberalismo y crisis de la civilización

“El punto central de discusión es que el criterio en la relación ecología-población, ósea la producción y administración de los recursos, debe ser humanista ecologista, y no de mercado»

Redacción/ Sur Media Madrid/ Julio Lumbreras

Más allá del intento de aturdir a las poblaciones con explicaciones convenientes contradictorias y forzadas, sobre las crisis sociales, económicas, políticas, migratorias, de abastecimiento, energética, ecológica etc. Donde el denominador común es culpar a la pandemia, la guerra y a los gobiernos populistas. El globalismo neoliberal que fue implantado al comienzo de los ’80 del pasado siglo se auto excluye de los problemas y se presenta como la única solución.

Eso es lo que exponen los propagandistas demagogos y que con discurso agresivo y violento culpan de los males del globalismo neoliberal a otros, siempre a otros.

En la política, en los medios de comunicación, en las redes sociales hay propagandistas demagogos violentos que crece al imponer un discurso y único » la culpa es de los otros, el globalismo neoliberal no tiene nada que ver…..», Ósea 40 años de aplicar el consenso de Washington, las políticas del FMI, las privatizaciones y la extranjerizacion de los recursos,  con la falacia de que “lo privado es mejor que lo Estatal”, que es más rentable y barato, y los tarifazos ¿que son? Porque el pueblo tiene que financiar con tarifazos empresas privadas como la banca, las eléctricas… cuando deberían conseguir ellos mismos la financiación, para eso son privadas, y a pandemia y la guerra no tiene nada que ver las subidas de precios que vienen de hace rato.

Y el punto más importante es el tema de la relación ecológica con los recursos, porque el criterio del mercado no es válido para establecer una relación ecológica entre recursos y población, y lo vemos en que el mercado fija las necesidades de la población y no al revés como debería ser, el mercado fija que alimentos se van a producir, si se van a producir más o menos alimentos o más o menos energéticos y además es el mercado que fija los flujos de mercancía  y dinero, y el problema central es que esa política destruye al medio ambiente y frena el desarrollo de las poblaciones llevando a la civilización a una peligroso aumento de las contradicciones.

Es tan ridículo y estúpido todo, como que se planten árboles para leña o la construcción o en cambio patatas o calabazas o criar ganado según los caprichos del viento, del canto de los pájaros, las interpretaciones de los sueños, o en este caso los deseos y caprichos de los dueños del mercado unos fabulosos multimillonarios, compañías multinacionales, grandes fondos de inversión, o la banca. En vez de una coherente e inteligente relación entre ecología y población, pero llevar así las cosas es poner en peligro a toda la civilización, por los caprichos de las minorías poderosas.

Es completamente necesaria una visión estratégica humanista y ecologista de la relación ecología y población y rechazar de plano el criterio infantil y caprichoso del mercado y de las pretensiones del globalismo neoliberal que pone en peligro a la civilización y a las poblaciones.