Crisis global: El fondo noruego

Crónicas de la crisis global: El fondo noruego pierde

Por Moris Beracha

Redacción/ Sur Media Madrid

La volatilidad en los precios del mercado petrolero, así como la crisis sanitaria generada por el Covid-19, fueron los elementos que, al mezclarse, hicieron posible que el Oljefondet noruego, el fondo soberano más grande del mundo arrojase una pérdida por el orden de los 17.887 millones de euros, al cierre del primer semestre de 2020.

Vamos a hacer un poco de historia. Desde el año 1967, los llamados “petrodólares” noruegos, que son los recursos que se originan de los impuestos a las empresas petroleras, las licencias de explotación, dividendos de State Oil y los beneficios del gas natural, son transferidos a un fondo de pensiones. Posteriormente, a partir de 1990, participan en un fondo de inversión global, el cual, a finales del pasado año, declaró un capital estimado en 986 mil 600 millones de euros.

A nivel global, al Oljefondet, gestionado por el Norges Bank –parte del Banco Central de Noruega–, le siguen en ganancias el Chine Investment Corporation y el Abu Dhabi Investment Authority.

Según el informe presentado por las autoridades del fondo que dan cuenta de la caída, la rentabilidad se redujo en los primeros seis meses del año 3,4%, originada por el derrumbe de 6,8% de la cartera de renta variable de la entidad. Esta representaba a finales de junio 69,6% de las inversiones. En el sector de los negocios inmobiliarios, la rentabilidad negativa se colocó en 1,6%. No obstante, estos números en rojo, en lo que respecta a la cartera de renta fija, se observa que esta obtuvo ganancias por el orden de 5,12% en similar periodo.

Durante el primer trimestre del año, el fondo había mostrado una rentabilidad negativa de 14,6%, a raíz de la caída de las bolsas de valores mundiales por efecto de la pandemia. Lo anterior como resultado del desplome de 21,1% de su cartera accionaria.

Aunque los mercados marcaron una ligera tendencia a la recuperación durante el trimestre abril-junio, el mercado aún es presa de una gran incertidumbre ante los temores por el rebrote de la enfermedad, sobre todo en Europa. Asimismo, el precio del crudo, aunque estable, aún no alcanza los niveles que tenía antes de la pandemia. La oferta es amplia y la demanda ha descendido.

Era de esperarse. Desde que el efecto devastador de la pandemia comenzó a hacer estragos en la salud financiera, se preveía que ninguna economía saldría ilesa de la coyuntura. El tamaño del impacto depende, entonces, de la fortaleza financiera que tengan los países. Y, por supuesto, Noruega es una de esas naciones en las cuales, aunque el golpe no ha sido leve, tiene los recursos y los planes de contingencia para, en el menor tiempo posible, salir airosa de este episodio que está marcando el devenir de la economía global y, de seguro, la transformará para siempre.