La salud de estudiantes desde la enfermería escolar
“La salud de los estudiantes debe estar coordinada desde la enfermería escolar”
Las competencias de la enfermera escolar difieren, en muchos aspectos, de las de la enfermera de pediatría y la de familia y comunitaria al ceñirse a un espacio-tiempo-grupo específico y con características especiales como es el ámbito educativo
Redacción/ Pinto Información
La vuelta al cole está marcada este curso escolar por la incertidumbre, la duda, y en muchos casos, el miedo: desde diferentes organizaciones de profesionales tanto del ámbito educativo como del sanitario así como de colectivos de madres y padres de alumnos, se pide la presencia de la figura de la enfermera escolar para atender las necesidades de salud de los escolares, pero este año si cabe, con mayor fuerza, por la amenaza de la enfermedad por Coronavirus.
El perfil de la enfermera escolar es muy específico dentro de la comunidad educativa: no es comparable al de una enfermera pediátrica, y tampoco una enfermera de atención comunitaria, sino que reúne elementos de éstas y otras muchas especialidades. Según Mamen Elvira, enfermera escolar del Colegio Americano de Madrid desde hace más de 15 años y habitual colaboradora en Escuela de Enfermería y Fisioterapia “San Juan de Dios”-Comillas, la figura de la enfermera escolar es una gran desconocida hasta este momento, donde no solamente se encargará de promover la salud de estudiantes y personal del centro, sino que se pondrá al frente de todas las acciones encaminadas a la prevención de la Covid19, así como el registro y comunicado de casos a Salud Pública, además del cribaje, detección temprana y aislamiento de casos en el entorno de la comunidad educativa. No cabe duda de que los profesores ejercen una excelente labor educativa, pero para este el control del Covid en el colegio no están formados ni preparados. “La salud de los estudiantes debe estar coordinada desde la enfermería escolar”, asegura.
Esta especialidad de enfermería está reglada en muchos países de nuestro entorno, y especialmente en Estados Unidos, donde la National Association of School Nurses provee, desde los años 60 del siglo pasado, de guías de actuación y especialización. Mamen Elvira, miembro de esta asociación, tiene claro que la enfermera escolar no está presente en los colegios “solamente para atender accidentes, o proporcionar cuidados a niños con enfermedades crónicas o en estado agudo, sino que va mucho más allá: calendarios vacunales, screening auditivos, visuales y de columna vertebral, vigilando la postura de los estudiantes y mejorando la ergonomía de los puestos de trabajo en todo el colegio. También en educación para la salud, con especial incidencia en la salud sexual en cada una de las etapas vitales (es una parte de las asignaturas del currículo de los estudiantes durante varios cursos, pues se imparte de forma progresiva), en la formación en primero auxilios y reanimación cardiopulmonar básica en los estudiantes de los últimos cursos y en la certificación de profesorado en RCP. Éstos son tan sólo algunos ejemplos de la versatilidad de la labor enfermera dentro del entorno escolar sin dejar a un lado el esencial lavado de manos o la higiene bucodental. Asimismo, la enfermera forma parte del equipo de apoyo al aprendizaje, así como del equipo psicopedagógico, siendo una pieza clave en la atención de procesos que requieren atención y cuidados especializados.
Jesús Morente, profesor y coordinador de las materias de Salud Pública y Atención Comunitaria y de Educación para la Salud y Participación Comunitaria en Escuela de Enfermería y Fisioterapia “San Juan de Dios”-Comillas, afirma que la especialidad en Enfermería Escolar es una de las grandes olvidadas por el ya derogado Decreto Sobre Especialidades Enfermeras (RD 450/2005) y el que absorbió y actualizó su contenido, el Real Decreto sobre Troncalidad (RD 639/2014). “Esta especialidad –comenta- no solo es necesaria, sino imprescindible, y la situación actual viene a confirmar esta figura dentro de todos los colegios. Lo que no se entiende es que según el Real Decreto 843/2011 toda empresa de hasta 2000 trabajadores deba contar con una Unidad Básica de Salud con una enfermera especialista en enfermería del trabajo a jornada completa e instituciones educativas con más alumnos no estén obligadas a ello. ¿Es más valiosa la salud de los trabajadores adultos que la de los alumnos infantiles y juveniles?, ¿no cabe la prevención y la promoción de la salud con ellos?, ¿no están expuestos a riesgos y accidentes inherentes a las propias actividades educativas?”.
Respecto a las voces disonantes de otras especialidades como enfermería pediátrica o enfermería familiar y comunitaria que esgrimen argumentos en contra de una especialización en enfermería escolar, resulta irónico que no lo hagan para con la Enfermería del Trabajo. La enfermería escolar es una necesidad manifiesta ceñida a un espacio-tiempo-grupo específico que la justifica en si misma y la dota de competencias propias. “La enfermera escolar debe ser el referente sanitario en el ámbito educativo para alumnos, docentes, padres y madres, trabajando de forma integrada y profunda con la comunidad educativa. De aquí es de donde emergen sus competencias como “referente Covid” en las instituciones educativas”.
Tanto Mamen Elvira, especialista en Educación para la Salud, como Jesús Morente, especialista en educación para la Salud, experto en Enfermería Escolar, socio y asesor de la Junta Directiva de AMECE, asociación que representa a las enfermeras escolares españolas) insisten en el hecho de que la enfermera escolar no es un lujo, sino una necesidad y pieza imprescindible que enlaza su trabajo en el ámbito escolar con los servicios de salud que atienden las necesidades de los pacientes.
Los estudiantes de enfermería reciben durante el Grado Universitario una formación que contiene los elementos básicos para el trabajo como enfermero escolar: determinantes de salud, salud pública, prevención, cribaje y epidemiología, enfermería pediátrica y, por supuesto, fundamentos de investigación y formación en educación para la salud pero será la formación de postgrado en forma de experto o máster y una más que deseable formación en especialidad la que completa o completaría un perfil óptimo para ejercer como enfermera escolar.
“Cada vez es más frecuente que, desde nuestra escuela -añade Morente-, tengamos noticias de alumnos egresados que trabajan en colegios. Esperamos que este año se consoliden dichos casos a nivel laboral y formativo por las razones dadas, y que permita poder atender las necesidades expuestas”.